El objetivo de la ponencia es presentar los principales cambios y tensiones que se observan en el mercado energético global en un escenario marcado por la salida de la pandemia de covid-19 y por la guerra ruso-ucraniana que impactan de lleno en el mismo.
En forma previa al inicio de la pandemia se visualizaban cambios que se pueden agrupar en dos dimensiones interrelacionadas: cambios tecnológicos y cambios políticos. La primera dimensión estaba asociada con la revolución del shale, la caída de los costos de las tecnologías renovables y la expansión del comercio de gas natural licuado (GNL). La segunda dimensión estaba relacionada con el retorno de EEUU como potencia energética, el ascenso de China como principal consumidor de energía, pero también como líder en innovación en tecnologías renovables y, por último, la agenda de descarbonización, que promovía una transición energética del predominio de los combustibles fósiles a las energías renovables en el marco de la mitigación del cambio climático.
En el escenario del rebote económico verificado en la post-pandemia a mediados de 2021, agravado por la invasión de Rusia a Ucrania en febrero de 2022, algunos de estos cambios se han exacerbado y otros se han morigerado. El shale gas y la tecnología del GNL le han permitido a EEUU suplir una parte del gas que suministraba Rusia a Europa, pero también reaparecen actores considerados parias por Occidente como Venezuela e Irán en tanto proveedores de petróleo, mientras que las exportaciones energéticas de Rusia parecen redirigirse hacia China. Asimismo, hay un desplazamiento del lugar prioritario de la descarbonización en la agenda energética a una de seguridad energética, en la medida que el mercado acusa escasez y precios altos de la energía, al mismo tiempo que tanto el gas natural como la energía nuclear parecen ser reconsiderados junto a las renovables en el mix energético global.