DEBATES ECONÓMICOS SOBRE LA CRISIS RELATIVA DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE
Juan Sebastián Schulz
Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS, UNLP/CONICET)
Resumen
El presente trabajo se propone recuperar los debates económicos sobre la crisis relativa de la hegemonía estadounidense, vinculándola con el proceso de financiarización de su economía. A su vez, nos proponemos presentar las características centrales de la crisis financiera de 2008, exponiendo algunos debates sobre su origen, principales actores e impactos en el sistema internacional.
Recuperando la noción de Arrighi (2007) sobre hegemonía en el plano global, desarrollamos la estrategia llevada adelante por Estados Unidos para posicionarse como potencia hegemónica a nivel internacional. Acto seguido, exponemos algunos de los acontecimientos que contribuyeron a desgastar la hegemonía estadounidense, entre ellos, el fracaso en la guerra de Vietnam, donde Estados Unidos perdió gran parte de la legitimidad política como gendarme global. Luego de Vietnam, se produjo una profundización de la crisis presupuestaria en Estados Unidos, lo cual condujo al colapso del sistema de tipos de cambio fijos centrado en el dólar.
Por otra parte, describimos las transformaciones en las relaciones sociales de producción en materia económica como, por ejemplo, la tendencia a la reunificación del mercado mundial impulsado por la propia hegemonía estadounidense, dando lugar a un nuevo y fructífero modelo emergente de producción y distribución. Arrighi (2007) describe, en este marco, el desplazamiento de General Motors por Wal-Mart como “modelo empresarial” estadounidense, lo cual significaba cambiar el modelo de una corporación verticalmente integrada, que establecía instalaciones de producción en todo el mundo pero permanecía enraizada en la economía estadounidense, por un intermediario comercial entre subcontratistas extranjeros que fabricaban la mayoría de sus productos y los consumidores estadounidenses (que compraban la mayor parte de sus productos). Este proceso se vio potenciado por una reorganización radical de los sistemas de transporte que reducía los costes del movimiento de mercancías e insumos (la “conteinerización”) (Harvey, 2012). Esto simboliza la transformación de Estados Unidos de una nación de productores en una nación cuyo papel es ser intermediario financiero global (Arrighi, 2007).
A partir de la década del ’70 comienza un proceso de reducción drástica de las barreras al comercio, creándose a su vez una nueva arquitectura financiera global para facilitar el flujo internacional de capital líquido allí donde se pudiera emplear con mayor rentabilidad (Harvey, 2012). El despliegue de la financiarización que se produjo luego de 1972 estuvo impulsado, a su vez, por los nuevos avances informáticos y el descubrimiento de novedosas técnicas matemáticas para la valoración de las opciones y construcción de derivados (Blackburn, 2008).
Luego de la instauración del dólar flexible, en Estados Unidos comenzaron a desmantelarse las restricciones geográficas sobre la banca. Si hasta esa época todos los bancos se veían limitados a operar dentro de un solo Estado, y la financiación de hipotecas quedaba a cargo de las compañías de crédito y ahorro, a partir de los ’80 se produjo la integración de los mercados nacionales y globales, generándose una integración de las bolsas más grandes (principalmente Nueva York y Londres) en un único sistema comercial, permitiendo a los bancos operar libremente por encima de las fronteras. Esto posibilitó que el dinero líquido pudiera recorrer más fácilmente el mundo en búsqueda de lugares donde la tasa de ganancia fuera más rentable (Harvey, 2012). Este proceso generó que cada vez mayor cantidad de dinero se volcara hacia las actividades financieras, ya que allí era donde se obtenían mayores beneficios, en desmedro de la inversión productiva.
Una de las acciones decisivas que derivó en la crisis financiera de 2008 fue la abolición (en 1999) por parte del congreso norteamericano de la Ley Glass-Steagall, impulsada por el presidente Clinton y el Ministro de Economía Robert Rubin (alto funcionario del Citigoup). Estas medidas permitieron el desarrollo exponencial de la banca de inversión y el desarrollo de otro conjunto de instrumentos financieros como los Fondos de Inversión.
A su vez, al flexibilizarse las restricciones que regulaban la actividad financiera, los fondos de inversión alentaban el consumo de determinados activos, lo que generaba una escalada en su precio, produciéndose una burbuja que no se detenía hasta que se tomaba la decisión de “pincharla”. De este modo, las “burbujas” se convirtieron en grandes mecanismos de centralización de capital.
Como resultado de estos procesos, emergió un Nuevo Sistema de Wall Street (NSWS) (Gowan, 2009), que produjo nuevos actores, nuevas prácticas y nuevas dinámicas, y que ha sido la fuerza motriz de la crisis financiera global que estalló en 2008. Gowan (2009) señala que los bancos de Wall Street se involucraron cada vez más en el préstamo de fondos a otras entidades para que éstas los utilizasen en sus propias actividades inversoras (hedge founds, los prívate equity groups, etc). Estas actividades se convirtieron paulatinamente en las más lucrativas para los bancos, y se fueron convirtiendo en el objeto primordial no sólo de los bancos de inversión, sino también de los bancos comerciales.
Formento y Merino (2011) sostienen que la crisis financiera global expresa un cambio de época, una transición hacia la configuración de un nuevo orden global. Las crisis financiero-económicas, sostienen los autores, constituyen la primera forma que adquiere el enfrentamiento interimperialista. Estas crisis, a su vez, serían la manifestación de que el orden mundial que regía hasta entonces entró en crisis porque emergió y se desarrolló una nueva relación de fuerzas. Blackburn (2008) también sostiene que el origen de la crisis se encuentra en las complejas instituciones, cadenas de incentivos y conflictos de intereses que gestaron el sistema de intermediación financiera, mientras que Arenas Rosales (2010) pone el acento en la laxa regulación financiera y la inundación de liquidez por parte de la Reserva Federal.
El presente trabajo se propone describir estos procesos y transformaciones en el plano económico y financiero, que contribuyeron a desencadenar la crisis de hegemonía de los Estados Unidos como potencia económica global. Por otra parte, se vincularán estos procesos a las transformaciones más generales en el sistema-mundo capitalista moderno occidental, relacionándolos con el cambio del dinamismo económico global desde los Estados Unidos hacia nuevos centros de poder emergentes.
Referencias bibliográficas
Arenas Rosales, R. (2010) “La caída financiera y automotriz del imperio estadounidense”, en: Gambina, J. (coord.) La crisis capitalista y sus alternativas. Una mirada desde América Latina y el Caribe, CLACSO.
Arrighi, G. (2007). Adam Smith en Pekín. Ediciones Akal, Madrid.
Blackburn, R. (2008). La crisis de las hipotecas subprime. New Left Review, 50.
Formento, W. y Merino, G. (2011). Crisis financiera global: la lucha por la configuración del orden mundial. Peña Lillo.
Gowan, P. (2009). Crisis en el corazón del sistema. New Left Review, 55.
Harvey, D. (2012). El enigma del capital y las crisis del capitalismo, Akal, Madrid.